martes, 28 de enero de 2014

Ataques de hambre, como prevenirlos.

La saciedad, es decir la sensación de que no necesitamos tomar alimentos, se empieza a producir en cuanto el alimento entra en contacto con el tracto digestivo. Es un proceso muy complejo en el que interviene el cerebro que se dispara cuando nuestro cuerpo calcula que tiene suficientes nutrientes.




Si comemos más lentamente y prestando atención al plato que tenemos delante y a la cantidad que estamos comiendo la sensación de saciedad será mayor.
¿No os ha pasado nunca que, aún habiendo acabado de comer o cenar, al poco rato volvéis a tener hambre?
Muchas veces lo asociamos a gula o ansiedad por comer un determinado alimento (lo cierto es que si tenemos unas galletas o chocolate en la despensa, un poco antes de acostarnos parece que empiecen a llamarnos cual cánticos de sirena), sin embargo la verdad es que algunos ingredientes de ciertos alimentos pueden “engañar” a nuestro cuerpo y todo su sistema hormonal, haciendo que no sepamos reconocer cuando estamos saciados o incluso provocando “hambre de rebote” (acabas de comer y a los pocos minutos vuelves a tener hambre).
Seguramente más de uno de nosotros ha experimentado esa sensación de hambre fatal, con la cual sentimos que podemos comer gran cantidad de comida sin sentirnos saciados y deseos irrefrenables de comer algo ya. Ésto es lo que hoy denominaremos ataques de hambre y lo que debemos evitar para llevar una dieta moderada y equilibrada. A continuación, algunos consejos para evitar ataques de hambre:

No pasar más de 4 horas sin comer: al saltear comidas y pasar largo tiempo sin ingerir alimentos, las hormonas que indican la sensación de hambre se elevan progresivamente haciendo más intenso el deseo de comer, por ello, mejor comer cada 3-4 horas para mantener a raya dichas hormonas de hambre.

Incluir en las comidas alimentos de bajo índice glucémico: con ésto lograremos sentir saciedad por más tiempo, y dado que la glucosa en sangre se eleva lentamente en el tiempo, el cuerpo no se queda sin energía rápidamente ni libera una gran cantidad de insulina en poco tiempo, con lo cual no hay un bajón de glucosa brusco que posteriormente genera hambre.

Incluir proteínas en las comidas: una fuente de proteína es la clave para mantener al cuerpo saciado por más tiempo, pues las proteínas demoran el trabajo digestivo y nos mantienen saciados por más tiempo. Incluir huevos, leche, yogur, queso o carnes así como otras fuentes de proteínas es lo ideal para no llegar con mucho hambre a la próxima comida.

Beber abundante líquido previo a la ingesta: ésto puede calmar nuestras ansias de comer antes de comenzar a dar rienda suelta al ataque de hambre, por lo tanto, beber abundante líquido puede ayudarnos a convertir el “ataque” en una comida normal.

Apelar a las colaciones o snacks entre horas: si entre comidas principales puedes pasar más de 4 horas sin comer, lo ideal es incluir un tentempié saludable a media mañana o media tarde de manera de no dejar que las hormonas de hambre continúen subiendo a niveles que producen el famoso ataque de hambre. Puedes consumir un yogur con frutas, una barrita de cereales, una tostad

Registra las comidas: come siempre sentado, mastica bien y concéntrate en la comida, de lo contrario, no harás un registro mental de la misma y llegarás a la próxima comida como si no hubieras comido nada previamente, es decir, con un ataque de hambre.
Con estos consejos puedes llegar a una comida con un nivel de hambre moderado, con el cual puedes controlar la velocidad, la cantidad y calidad de la ingesta, algo que el ataque de hambre no permite porque requiere de alimentos ya, sin importar de qué se trata ni de cuánto.

























Fuente: medciencia, vitonica

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